Una de las cosas que más disfruto de mi trabajo al dar conferencias y talleres, es la oportunidad de aprender de los demás.
Verán, para algunos parecería que quienes estamos al frente hablándole al público somos los que estamos ahí para enseñar; pero en realidad, además de asistir para compartir lo poco que sabemos , estamos ahí también para aprender, para conocer otros puntos de vista, nuevas ideas y hasta para recordar algunas de las cosas que a veces parecemos olvidar.
Y este fue el caso de lo que sucedió el Sábado pasado durante mi participación en Merkado 2009 de AcaClub, en Acapulco. Justo al término de la charla, durante el espacio de preguntas y respuestas fue que uno de los asistentes, con su pregunta, me recordó que todo lo que hacemos en nuestra vida, absolutamente todo, deja una huella de quien somos; en otras palabras es un reflejo de nosotros.
Les cuento, esta persona, un estudiante de mercadotecnia, me hizo una pregunta que probablemente muchos se han hecho ya: “¿Qué pasa con tanto contenido “light” o “rápido” que puedo consultar y copiar sin problemas? ya no tengo que leer ni investigar para hace un trabajo, todo lo puedo bajar de Internet, no leo más libros sino los “reviews” de otros quienes sí leyeron el libro y lo que yo escribo son “tonterías” en Twitter y otras redes. ¿Qué van a hacer para evitar que la era de la conversación como tu le llamaste, no se convierta el año próximo en la era de Bob Esponja?”
Entonces, la primer respuesta que vino a mi mente y saltó de mi boca fue explicarle como hace dos años, cuando estudiaba yo la carrera de comunicación, la pregunta que se planteaba en ese entonces era que se debía hacer respecto al alto contenido bélico y erótico que se distribuía en los medios masivos; y la respuesta era tan pasiva como la acción que se proponía: “Apaga la tele o cámbiale de canal”. ¿Solucionaba el problema? No, pero por lo menos daba una salida fácil a quien lo necesitaba hacer.
Sin embargo, le dije al personaje en cuestión, hoy los medios interactivos nos permiten ser muchísimo más activos que los medios como la televisión. Hoy, no nos tenemos que conformar con un simple “aprieta el botón de off”. Hoy nosotros mismos podemos asegurarnos, no solo de consumir solo el contenido que creemos es de suficiente calidad para nosotros mismos y ser mucho más selectivos al respecto, sino que también podemos o debemos, mejor dicho, contribuir a la generación de contenido de gran valor, para nosotros y para los demás.
Hoy los medios digitales nos abren la puerta a una real conversación y a una auténtica interacción. Hoy uno no necesita de una gran editorial para ser un autor publicado, basta con decidirse a escribir y compartir a través de plataformas como Blogger o Wordpress. Tampoco uno requiere de un canal de televisión para producir y distribuir sus videos, es suficiente armarse con una sencilla cámara de video y un canal de usuario en YouTube para compartir con millones de personas lo que hacemos. Y por supuesto, hoy no es indispensable contar con una estación de radio, simplemente podemos usar plataformas como Audacity o Shoutcast para crear nuestro propio podcast o un programa en vivo también.
Pero sobre todo, hoy no tenemos que consumir el contenido que solo unos deciden distribuir o imponer sobre los demás. Hoy podemos elegir lo que queremos ver, cuando lo queremos hacer y en donde lo preferimos consumir.
De modo que hoy no se vale quejarse de lo que hacen los demás. No es válido decir “¿Qué van a hacer los demás?” porque hoy más que nunca la responsabilidad y la capacidad de escoger, de colaborar y contribuir está en nuestras manos.
Así que la próxima vez que pienses que el único contenido que tienes hoy es el de Bob Esponja, recuera que lo que ves, es un reflejo de lo que tú mismo haz creado.