Llegó un punto en la historia de los Juegos Olímpicos en el que la gente estaba harta de ver lo mismo: lesiones, récords frustrados, derrotas inesperadas, entre otras circunstancias. La audiencia televisiva y la asistencia del público eran cada vez menor; por ende, los patrocinios y la venta de derechos se vieron sumamente afectados. El Comité Olímpico tomó cartas en el asunto de forma emergente: se resolvió que cada delegación participante enviara robots en vez de personas.
La primera justa Olímpica con dicha renovación fue todo un éxito, la gente estaba fascinada con tanta perfección, tantos récords rotos y tantos empates por las medallas de oro; no obstante, al paso de los días la audiencia y la asistencia volvieron a disminuir.
El Comité Olímpico, desesperado otra vez, tomó cartas en el asunto. Descubrieron que a la gente le disgustaba la falta de emociones: todos los atletas tenían el mismo semblante, nadie lloraba, ni reía ni se enojaba; todas las premiaciones estaban colmadas de insensibilidad; todas las medallas perdían significado y todos los himnos carecían de orgullo.
Entonces se cancelaron las Olimpiadas de los Robots y se reanudaron las Olimpiadas de la Humanidad.
Questionnaire for everyone who stopped talking to me
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I’ve developed a survey to give to people who slipped me into their
not-friend category. Since I’m a person with no ability to cope with
nuance, answers ...
Hace 5 meses