Si hay algo que he aprendido durante el tiempo que llevo dentro del mundo del emprendedor es que, hoy en día, no basta con tener una gran idea por muy novedosa que ésta sea. Me explico; que sea una idea brillante es el “requisito mínimo” sine qua non sería complicado que funcionase (o al menos que funcionase al nivel deseado: el mayor de los éxitos).
(Nota: Hoy, sin que sirva de precedente, voy a dejar de un lado la complicada situación económica que vivimos y lo extremadamente complicado que es conseguir la financiación deseada para tu proyecto).
Hasta aquí está claro, pero ¿está garantizado el éxito “solo” con la idea? – NO -. Una misma idea puede tener diferentes recorridos para ser plasmada y ejecutada y, sin embargo, no todos garantizan el buen funcionamiento de la misma, es más, me atrevería a decir que realmente pocas son las “opciones ganadoras”.
Emprender un nuevo proyecto es arriesgado; he ahí la clave. Cualquier emprendedor que pretenda “lanzar” su idea y hacerlo con éxito ha de tener en cuenta que su principal función es la de controlar y minimizar riesgos. Así de sencillo: menor riesgo es igual a mayor probabilidad de éxito.
¿Cómo conseguiremos dominar el riesgo? La idea es tratar de resolver ciertos problemas claves y típicos que es preferible conocer ANTES de lanzarse a emprender. Cuatro son los grupos de los que se desglosan lo que se denomina los 10 pecados capitales (y mortales) del emprendedor: la planificación; es decir, lo que acontece antes de la puesta en marcha; las relaciones con el factor humano; el financiero y los tropiezos en la gestión.
LOS 10 PECADOS CAPITALES DEL EMPRENDEDOR:
1º PLANIFICARÁS: Es imprescindible tener pensado y bien elaborado (ojo; muy bien elaborado) un plan de negocio. Es necesario desarrollar una estrategia ganadora y realista donde se explique al detalle el negocio, es decir, un plan de negocio o proyecto de empresa. Este será conciso y real. No servirá de nada si mientes u omites información. Esto solo te empujara al fracaso. Planificar es la clave. Creo que es imposible planificarlo todo al 100% pero debes ser consciente de dominar más del 90%. Recuerda: minimizar riesgos. El plan de negocio incluirá campos tan importante como: Datos personales y profesionales, datos de la empresa y el proyecto, definición del producto o servicio, estudio de mercado, análisis externo, análisis del macroentorno (clientes, proveedores, competencia, etc.), oportunidades y amenazas del análisis interno, análisis DAFO, plan de marketing, desarrollo del producto o servicio, análisis de precio, margen bruto y previsión de ventas, distribución, comunicación, responsabilidad social, plan de producción, organización y recursos humanos, infraestructuras, plan económico-financiero, seguridad y salud laboral, antecedentes del proyecto, valoración final del proyecto y, por último, los correspondientes anexos (presupuestos, catálogos, facturas, planos, diseños de imagen, etc.). Y todo ello lo mejor presentado posible, claro.
2º ESTARÁS INFORMADO: Es necesario disponer del mayor número de datos posibles sobre la situación del mercado al que nos queremos incorporar. Estudia a la competencia, asesórate, apúntate a asociaciones, etc.
3º NO IMPROVISARÁS: Es necesario tener un modelo de negocio sólido y las herramientas necesarias. Todo ha de estar medido y contrastado. Las respuestas espontáneas no son la solución a medio-largo plazo (ni siquiera a corto plazo).
4º SERÁS REALISTA: La falta de realismo en cuanto a recursos y capacidades es como pretender conducir sin ojos. Hay que relacionar correctamente nuestros recursos y nuestras verdaderas capacidades con el plan de negocio. Hay que tratar de prever y proyectar haciendo estimaciones.
5º ESTARÁS COMPROMETIDO AL 500%: La falta de compromiso con el proyecto es la muerte del mismo en un corto espacio de tiempo. Es necesario actuar en equipo y, sobre todo, tenemos que ser conscientes de que esperar sentados a que suene el teléfono y que nos digan que está todo listo es una utopía… no, no, más bien es ¡una gilipollez!
6º NO TE CREERÁS DIOS; NECESITAS DIVERSIFICAR Y TENER UN “EQUIPO”: Admítelo, no puedes con todo. Necesitas el apoyo de terceras personas. Un negocio, por pequeño que sea, tiene infinidad de campos, y no podrás controlarlos todos. Podrías necesitar socios; podrías necesitar asesores de todo tipo: económicos, legales, fiscales, etc; podrías necesitar diseñadores, publicitas, relaciones públicas; podrías necesitar ingenieros o diferentes expertos en cientos de materias más. Si consigues economizar en cuanto al coste de los servicios prestados, es que empiezas a ser un emprendedor.
7º NO SERÁS EXCESIVAMENTE OPTIMISTA: Si te confías demasiado y piensas que el producto o servicio ser “venderá solo” estás perdido. Hay que hacer análisis profundos y realistas (incluso ligeramente pesimistas). Además necesitas disponer de un “plan B” ante circunstancias inesperadas.
8º NO TE ENDEUDARÁS EN EXCESO: Es normal empezar con poca liquidez pero la tendencia debe ser siempre al alza (como habrás planificado ¿no? jejeje). Si perdemos “posición de caja” nos encontraremos en situación de insolvencia o quiebra.
9º DISPONDRÁS DE CAPACIDAD DE GESTIÓN Y ADAPTACIÓN: Analízate y sé consciente de tus capacidades. Incluso el mejor plan de negocios no se cumple al 100% ya que el mercado es muy dinámico. Es necesario un gestor o gestores que sepan adaptarse a los cambios y los inconvenientes por el bien del negocio. ¿Te ves realmente capaz?
10º TENDRÁS CAPACIDAD DE INNOVACIÓN: No solo con la investigación y la tecnología, sino también respecto a algo tan importante como son los Valores Empresariales.
Emprendedores y futuros emprendedores, ¡tomen nota!