Estás
cumpliendo X años de carrera profesional. Haz tomado el camino
difícil y lleno de esfuerzo, dedicación absoluta e intenso trabajo para
ascender en la escalera corporativa hasta ocupar por fin la tan anhelada
oficina de la esquina, desde la que dirigirás con grandeza esa
importante empresa.
Te haz hecho de coches y casas, viajas a múltiples destinos cada año y en pocas palabras tienes la vida “que muchos querrían”.
Te haz hecho de coches y casas, viajas a múltiples destinos cada año y en pocas palabras tienes la vida “que muchos querrían”.
O
bien usaste los ahorros de tu vida en lanzar ese negocio que tanto
deseabas. Quizá ahora eres un empresario, tu propio jefe. Eres quien decide y
quien define la agenda, estableces tus horarios y tienes la palabra
final porque ahora el jefe eres tú y tienes la vida “que muchos
querrían”.
Pero
resulta ser que aún sientes un vacío. No importa que tanto hayas
logrado hacer y cuantos de tus objetivos hayas cumplido ya, hay algo que
simplemente no te deja estar cómodo.
Sientes que has obtenido el éxito equivocado.
Usualmente
creemos que es muy fácil determinar quién es exitoso y quién no, pues
durante años nos han vendido la idea de que exitoso es quien más
dinero, mejor coche y mas grande oficina tiene.
Y mientras que conseguir todas estas cosas no está mal, lo cierto es que no son estas las exclusivas señales de éxito que pensábamos; pues por más que los acumules, pueden dejarte sintiendo un gran vacío.
Y mientras que conseguir todas estas cosas no está mal, lo cierto es que no son estas las exclusivas señales de éxito que pensábamos; pues por más que los acumules, pueden dejarte sintiendo un gran vacío.
Y
es que, no importa cuanto ganemos, que tan alto sea el título que
tenemos o que tan importante creamos que es nuestro trabajo… ¿de qué nos
sirve todo ese éxito si es el equivocado, el que otros decidieron que
era la medida exacta de logros para nosotros, el que los ideales de
otras personas fijaron en nuestra mente?
Como dice Tom Peters: “No hay nada más inútil que hacer con éxito aquello que no necesitábamos hacer”.
Ahora
imagínense llegar a la mitad de su vida sabiendo que han logrado todo
aquello que otros esperaban de ustedes pero que ¡ustedes no querían
exactamente hacer!
Por
supuesto que todos queremos tener una situación financiera sólida y
estable, pero nuestro enfoque debería de estar en lograrla no solo para
llenarnos de gustos y caprichos, sino para contar con los recursos
suficientes para poder crear y vivir el nivel, estilo y calidad de vida
con que queremos vivir.
Hacerlo
no es fácil. Aún tengo que encontrar a alguien que conozca la fórmula
secreta para lograrlo y paso gran parte de mi día pensando al respecto.
Y, aunque me siento lejos de saberlo, he encontrado que, por lo menos resulta básico encontrar tu pasión, actuar con un sentido de propósito y establecer un motor económico que permita trabajar en lo que más te apasiona, lo que mejor sabes hacer y que además aporta un valor específico a la vida de otros.
Y, aunque me siento lejos de saberlo, he encontrado que, por lo menos resulta básico encontrar tu pasión, actuar con un sentido de propósito y establecer un motor económico que permita trabajar en lo que más te apasiona, lo que mejor sabes hacer y que además aporta un valor específico a la vida de otros.
Tal
vez esto no te vuelva millonario o quizás lo haga en menos de lo
supones, pero sea lo que sea, cuando menos no te dejará sintiendo ese
vacío de haber logrado el éxito equivocado.
Como dice Nelson Mandela: “El
verdadero éxito, el duradero, se encuentra cuando vemos en quién nos
convertimos con el tiempo… si fuimos honestos, valientes y sinceros con
nosotros mismos.”
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