Hace años, un día muy temprano me mandan llamar a una sala de juntas, mi jefe y el mismísimo presidente de operaciones latinoamericanas de la compañía donde yo trabajaba (lo primero que pensé fue “¡En la torre! ¡Si se descompuso solo, yo nomas le di ENTER!”). Después de los saludos y la cortesía matutina, el hombre me suelta la pregunta bajo la siguiente circunstancia:
“Imagina que nosotros tres viajamos a resolver un grave problema a una de nuestras plantas. Desgraciadamente el avión donde volamos sufre un accidente. ¿Quién de tus compañeros debiera ser promovido al lugar de tu jefe?“.Para darme tiempo a pensar mi respuesta, me explica (aunque yo ya lo sabía) que la compañía tiene por política distribuir los viajes de los altos directivos y personal clave en diferentes vuelos para evitar situaciones que comprometan la continuidad de las operaciones. ¿Quién de tus compañeros debiera ser promovido al lugar de tu jefe?
Después de analizar mentalmente las conductas y habilidades de mis compañeros hice dos sugerencias, una basada en la experiencia de uno de ellos y la otra por sus habilidades de liderazgo. Me pidieron que me quedará solo con uno. Este ejercicio era una de las maneras como se detectaban a los “high pots”, es decir, a los empleados con alto potencial, también para diseñar el plan personal de negocios, sucesión y progresión. Este plan es revisado anualmente en el ejercicio conocido como evaluación de desempeño (revisión que, por cierto, ha sido totalmente desvirtuada, pero ya hablaré de eso en futuras entradas).
Ya después en privado, el hombre me explicó que el ejercicio era muy revelador: ¿Conoces y confías en las habilidades y competencias de tus compañeros? Cuales son tus valores, ¿eres tan mezquino que ante tu ausencia nadie debiera aspirar a una posición de mas responsabilidad? ¿Qué valores, conocimientos y habilidades que reconoces en otros debes esforzarte por adquirir para ti? Alguien que aspira a ser un excelente líder debe conocerse bien, y conocer mejor a su equipo.
A partir de ese día, esa reflexión me hizo esforzarme por detectar y conocer por lo menos tres fortalezas de mis colegas, y a visualizar como estas pueden ayudar a alcanzar las metas del equipo. Esto me ha llevado a dejar la costumbre, molesta para los demás, de querer tomar la delantera en todos los proyectos, sin importar si era la persona idónea para dirigirlo. Ahora trató de practicar lo que le he llamado liderazgo rotacional. Para cada proyecto se requieren habilidades y conocimientos distintos, así que ahora lo que hago es proponer a alguien entre nosotros que pueda llevarnos a la meta. Es cierto que sigo tomando la iniciativa en proponer a alguien, pero ya no trato de liderar cada proyecto, algunas veces como equipo designamos a alguien mas o aprobamos al propuesto, pero lo importante de esto es que el resto del equipo se compromete con el líder de proyecto. Ya les comentaré mas sobre otras ventajas de este asunto del liderazgo rotacional.
0 comentarios:
Publicar un comentario