Y no me refiero a que te sientes en una silla de clavos.
¿Cuándo fue la última vez que se sintieron e incómodos, temerosos o dudosos enstu trabajo o actividad principal?
Si fue hace tiempo, las posibilidades de que estén hoy estancados en el mismo lugar en el que se encontraban en aquella ocasión, son grandes.
Verán, todos queremos estar lo más confortable posible, es simple naturaleza humana; y todos tenemos la imperiosa necesidad de sentirnos seguros, estables y… sí, cómodos.
Y la comodidad tiene diferentes formas, tamaños y significados para cada quien:
Para algunos se trata del falso escudo de un título en un tarjeta de presentación, para otros es la falsa certeza de que cada quincena recibirá un cheque; para unos más la comodidad está en la rutina. Y casi para todos está en que otros sean los responsables del poder planear, crear y tomar la decisión de arriesgarse y tomar acción.
Para algunos se trata del falso escudo de un título en un tarjeta de presentación, para otros es la falsa certeza de que cada quincena recibirá un cheque; para unos más la comodidad está en la rutina. Y casi para todos está en que otros sean los responsables del poder planear, crear y tomar la decisión de arriesgarse y tomar acción.
Pero la comodidad no lleva a nada más allá de un estado de letargo del que, si se deja pasar mucho tiempo, es muy difícil salir.
Sentirse cómodo en una sola posición puede convertirse en nuestra auto-prisión, en una confortable celda que construimos a nuestro alrededor y sobra la que colocamos un velo de temor que nos impide ver que hay más allá de nuestra área de confort.
Si tenemos suerte algo sucederá para sacudirnos y, con un poco más de fortuna, sacarnos de golpe de ese cuasi-estado de coma personal o profesional.
Sentirse cómodo en una sola posición puede convertirse en nuestra auto-prisión, en una confortable celda que construimos a nuestro alrededor y sobra la que colocamos un velo de temor que nos impide ver que hay más allá de nuestra área de confort.
Si tenemos suerte algo sucederá para sacudirnos y, con un poco más de fortuna, sacarnos de golpe de ese cuasi-estado de coma personal o profesional.
Muchos podrán ver esta “sacudida” como un castigo del que no son merecedores. Algunos otros, los más despiertos, se darán cuenta del enorme regalo que acaban de recibir: la oportunidad de crear, de generar, de hacer e impactar positivamente la vida de los demás.
Y es que, a mi modo de ver la vida, para eso estamos aquí, para crear. Para “dibujar nuestro propio mapa” como dice Israel García en sus posts y charlas, ó para “iniciar algo” como dice Seth Godin en su último libro Poke the box.En otras palabras para, como me gusta decir a mi, sentir esa, en efecto incómoda pero increíble y grandiosa sensación de
tener un nudo en el estómago por el miedo de iniciar algo y la sonrisa en el rostro por sí atrevernos a hacerlo.
tener un nudo en el estómago por el miedo de iniciar algo y la sonrisa en el rostro por sí atrevernos a hacerlo.
Así que díganme ¿cuándo fue la última vez que se sintieron incómodos?
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