Últimamente he inundado mi cabeza de muchas dudas, preocupaciones y angustia.
Hace
muchos años, comencé a buscar un cambio,
empecé a estudiar, investigar y adoptar nuevas prácticas en mi vida,
más espirituales para unos, o intelectuales para otros.
De esta manera fue que hace poco más de tres años, tomé la decisión de dar un importante giro a mi vida para “dedicarme a hacer lo que más me gusta hacer” y así, “ser más feliz”.
De esta manera fue que hace poco más de tres años, tomé la decisión de dar un importante giro a mi vida para “dedicarme a hacer lo que más me gusta hacer” y así, “ser más feliz”.
Entonces comencé a prepararme, ahorré dinero,no solo se trataba de hacer lo que más me gusta y mejor se hacer, sino de también hacerlo con un auténtico propósito de servicio a otros a quienes puedes beneficiar haciendo eso que sabes hacer muy bien y tanto disfrutas hacer; y de no solo hacerlo, sino de crear y construir el estilo, el nivel y la calidad de vida que queremos vivir. Es decir, crear una forma de vivir.
Y en un inicio así fue: tiempo de calidad y en gran cantidad no solo para mi familia sino para mi también. Estaba “viviendo mis sueños” dirían por ahí.
¿Y entonces por qué digo hoy que últimamente me encontraba lleno de angustia y dudas? preguntarán algunos.
Es
que en efecto me encontraba viviendo un sueño, pero en algún momento de
este permití que de nuevo las expectativas, deseos y sueños de otros
comenzarán a colarse en mi visión.
Verán, para mi, mis métricas críticas de éxito desde un principio serían:
- La capacidad de dedicar mucho tiempo en cantidad y calidad a mi familia, a mi salud y bienestar y a mi desarrollo personal, espiritual y profesional.
- La capacidad de contar con los recursos necesarios para cubrir las necesidades de mis gastos, también gustos y ¿por qué no? hasta ahorrar un poco también.
- Trabajar como coach, autor y facilitador, ayudando e impulsando el desarrollo personal y profesional de otras personas que, como yo, buscan hoy vivir mejor.
Sin
embargo, al paso de los meses, otras subjetivas métricas de éxito de
otros, comenzaron a nublar mi visión, inundando mi mente de incesantes
cuestionamientos sobre lo que he estado haciendo:
-
¿Será suficiente? Soy un empresario. Necesito una gran oficina, un
equipo robusto, un salario de varios ceros y muchos lujos y premios
también.
- ¿Serán justos? He trabajado mucho por “x” empresa o agrupación ¿pero valorarán lo que he hecho o solo valoraban cual era mi anterior posición en la organización para la que trabajaba?
- ¿Serán suficientes los recursos que genero hoy para pagar todo lo que tengo que pagar y comprar todos los lujos que creo merecer?
- ¿Será suficiente el éxito que proyecto a los demás, serán suficientes los halagos y los aplausos, será suficiente el respeto y la admiración que obtengo de los demás?
Preguntas que por los últimos meses han rondado como ave de rapiña a mi
mente, esperando el momento en que caiga vencido para llevarme a la
desesperación.
Pero
fue justo en ese momento previo a la rendición, sientiéndome a punto de
perder que, de nuevo casi como si despertara de un sueño, un familiar
pensamiento que como hace mucho no lo hacía, cruzó por mi mente otra
vez:
¿Y
qué si no lo es?
¿O importa más el hecho de que hoy vives precisamente como durante tanto tiempo has querido vivir?
¿O importa más el hecho de que hoy vives precisamente como durante tanto tiempo has querido vivir?
¿Y
qué si no tienes los lujos que con otro trabajo, antes pudiste o ahora
podrías tener?
¿Qué métrica de éxito prefieres usar?...
…
¿Que si ya lo logre sacar todas mis dudas de mi cabeza?... Nahh... no
aún, pero al menos estoy aprendiendo a hacerlo cada día mejor...
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